


Reflexiones desde abajo
Sobre la promoción Cultural en México
Desde el corazón
La primera exposición que generamos en ARTlalpan galería, consistía en una serie de murales hechos con los desperdicios del laboratorio fotográfico del Centro Cultural Universitario, la urgencia por hacer una crítica a los alumnos con sus propias fotografías (o intentos frustrados de las mismas) sin querer me dio la oportunidad de tener un trabajo honesto: una galería en casa.
El espacio y sus vigas que corrían a lo largo de la estancia hicieron parte del trabajo estético del lugar al que habíamos llegado por necesidad de rentar, sin embargo aun había que resolver un detalle: ¿donde meter la casa entera? Miguel Angel Ortiz, alumno de aquella Universidad accedió asistirme durante el desmontaje de la casa, tarea que no sabíamos tendríamos que repetir casi sistemáticamente por los siguientes tres años.
Jorge Galaviz fue nuestro segundo expositor invitado, Con mas de 60 exposiciones colectivas en su haber como artista, organizamos una muestra individual: La extensión de la Felicidad y de Jorge Galaviz hasta Alberto Castro Leñero tuvimos cuatro años de actividad constante que nos hizo entrar en el circuito de las galerías.
Cada uno de esos invitados fueron parte de nuestra difusión, pieza clave en el proyecto ya que cada muestra lograba definir nuestra base de datos de invitados e invitamos a cuantos pudimos y cuantos pudieron ir a Tlalpan han formado parte de nuestro público, de boca en boca hablan sobre una casa que era galería, sobre la galería que parece una casa, convirtiéndonos en ARTlalpan galería.
Fernando Kuri, diseñador y alumno pudo aterrizar la idea de que bajo un árbol del Bosque de Tlalpan había una galería de arte. Entonces con un espacio, una identidad y un pequeño público cautivo formado por amistades cercanas a la galería, vecinos del lugar y los nuevos contactos logramos identificar artistas residentes en Tlalpan, tan cercanos a nosotros y con la necesidad de exponer en un espacio donde hubiera facilidades para los artistas emergentes y no tan emergentes. Así comenzamos un ciclo exposiciones y un cronograma de actividades que se prolongaría hasta nuestro primer aniversario, no sin antes abrir la puerta para las cinco muestras consecutivas. Pudimos generar también como actividades alternas a las muestras conferencias y nuestro primer bazar de arte y gastronomía con el que cerramos el primer año de actividades.
Nuestro trabajo de investigación era directo con los artistas, conversar con ellos en sus propias exposiciones, visitar sus estudios o mirar sus videos, sus instalaciones o cual fuere su disciplina que practicaran, nos permitió tener un amplio espectro de trabajo, en ocasiones era como un espejo, visitar constantemente otras exposiciones y ver su modo de operación, el tamaño de los espacios; fue una resonancia en nuestro propio espacio al que bastaba mirar la sala para corregir procesos y enriquecer nuestra propia experiencia, cualquier comentario de otros galeristas o incluso de los artistas formaba parte de nuestra ejecución.
Conforme la lista de los invitados aumentó, en cada muestra se hacían más presentes y frecuentes nuestras intenciones de promocionar a corto plazo, comenzamos a recibir consejos de todo tipo, pero no todos eran aplicables, en realidad es un espacio público en las inauguraciones pero al final de la muestra, terminábamos Edaena y yo desayunando en la sala con una decoración nueva, pinturas de gran formato, una instalación o esculturas por doquier, escuchábamos la palabra gestionar de manera constante, que si en la Delegación de Tlalpan nos apoyaban, que si las becas del Fonca, que si las co-inversiones, que si los apoyos del Gobierno, que si con un logotipo obteníamos tal o cual cosa y quisimos gestionar pero… que era gestionar?
Para mí como Director de la galería la gestión estaba hecha, buscamos a los artistas, platicábamos con ellos, planeábamos su calendarización, escribíamos un boletín y lo difundíamos a todos los medios posibles y a nuestra base de datos personal. Había siempre un resultado, nuevos invitados y publicaciones electrónicas en boletines de cultura, pero ¿por que acercarnos ala Delegación o al Fonca o a Instituciones de ”Cultura” ? ¿Acaso desde nuestra trinchera no estábamos también gestionando? Sabía de buena fuente que institucionalizar un proyecto tan cercano como la sala de la propia casa implicaba un compromiso con las autoridades delegacionales, invertir más recursos en museografía, iluminación, invitaciones impresas, permisos de operación, la opinión de más de uno sobre que se debe hacer y que no, etc, para lo cual tendríamos que subir las cuotas de recuperación, rentar el espacio, hacerlo más galería, cobrar más comisión, entrar de lleno al mundo de mostrar y la obligación de vender arte. Lo nuestro tenía más que ver con generar cultura libre en Tlalpan.
A la par de este fenómeno, artistas residentes de Tlalpan hablaban con desconfianza de Cultura en Tlalpan y de las condiciones para exponer en casa Frissac o de las cantidades exorbitantes que les cobraban en las galerías de renombre y las comisiones sobre su obra, elevadas hasta el tope, o la falta de un apellido impronunciable que los catapultara como artistas; entonces surgieron nuevas preguntas en la línea de lo público y lo privado, la casa no iba a desaparecer para que surgiera una galería de renombre y un permiso de operación era casi impensable, nos gustaba la casa como casa y la galería como galería y su convivencia dependía de su propia supervivencia en el mundo privado a pesar de ser espacio público durante las inauguraciones, una contradicción funcional para ARTlalpan.
En realidad nunca cobramos el espacio de renta para exponer con la intención de recuperar la propia renta y los gastos de operación (luz, agua, telefono, internet, etc) porque para nosotros era como invitar a comer a los artistas a la casa y al final ponerlos a lavar los trastes, como una cuota de recuperación por las molestias, así que nos responsabilizamos de no cobrarles el dinero físicamente y manejamos intercambios de materiales de construcción que nos permitían mantener el lugar en condiciones de seguir exponiendo, sin que al artista le representara un gasto fuerte que le impidiera seguir produciendo, entonces surgieron preguntas como: ¿somos beneficencia, es amor al arte o simplemente estamos creciendo, es un juego profesional? Materiales aportados por los artistas como pintura, brochas, fusibles, cuerda, clavos y pequeñas herramientas nos dieron pauta para seguir con el espacio y festejar nuestro primer Aniversario.
Una vez cerrado nuestro primer año de actividades nos acercamos a la red de internet para buscar datos relacionados con ARTlalpan galería y fue una grata sorpresa ver que había bastante información sobre el espacio y sus exposiciones, información que los propios artistas habrían subido a sus blogs, sus curriculums y páginas dedicadas a la difusión personal de su trabajo.
Esa información en la red nos motivó a una planeación más formal en donde podíamos organizar mejores exposiciones, mejorar la calidad de los invitados potenciales que pudieran comprar sin aumentar la comisión, entonces vino la denuncia, la difusión masiva, las invitaciones a participar de todas las páginas electrónicas que nos llegaban y durante el 2006 exploramos las posibilidades del medio electrónico que nos permitieron tener un reconocimiento más amplio a nuestra constancia por generar exposiciones y una promoción que se extendería más allá de los límites de nuestra delegación Tlalpan, donde conocimos personajes como Mario Oporto de La Prensa de los Angeles, en California o Catalina López de la revista ARTE y Parte de Colombia, quienes se interesaron en difundir nuestro boletín de exposiciones a cambio de logotipos e información y en el mejor de los casos a cambio de nada como sugiere todo el tiempo el Internet: gratuidad.
Eso era gestionar y participar de la escena emergente, mientras llegaban artistas a la galería con propuestas personales que se materializaban en muestras formales, al final como parte de nuestra política de no abusar del artista les entregamos un reconocimiento en compañía de sus invitados para hacerlos sentir como en casa (en el sentido literal de las cosas) sin tener que poner al artista a trabajar al final y dejar todo como estaba, haciendo que se enfocaran solo en el trabajo a exponer para garantizar la propia calidad de su obra. Esta fue la base de nuestra tarea como galería que nos permite acercarnos a los artistas de una manera más personalizada y sin rodeos a nuestra galería, sin tantos trámites o condiciones, con una ganancia más clara para ambas partes, más allá de un sentido únicamente comercial sino de acceso para todos los artistas y de una comercialización del arte razonable para todos.
Con más de experiencia y acompañada de lecturas, exposiciones y reuniones con otros artistas, continuamos nuestra actividad cultural de manera privada o familiar, como quieran verlo, sin descuidar la calidad de nuestro espacio. Nuestro Festejo del Segundo Aniversario fue con la artista Kazumi Siqueiros Shimada, seguido llegó Rigel Herrera a invitación de César Córdova para darnos una plática sobre su proyecto de obra y su experiencia con la Masmédula galería, proyecto similar al nuestro realizado en el garage de los papás de Rigel en Bucareli, su experiencia fue enriquecedora para nosotros, aunque siempre surgía el tema de cobrar para mantener el equilibrio en nuestros gastos de operación, Rigel fue clara y con énfasis nos remarcó que sin lana, nuestro proyecto avanzaría a paso lento como un negocio sin ganancias que a largo plazo tendría que ver más con la venta y el cobro justo por exponer, vender obra y recuperar los gastos, en un ciclo de finanzas sano y productivo, nada mal.
Para el Tercer Aniversario tuvimos la presencia de Alberto Castro Leñero quien trabajaba cerca de nuestra galería en su taller de Independencia. Cuando conocí a Castro Leñero (Alberto pues recordemos que son varios) había salido a ver una exposición al aire libre que realicé con los vecinos del Centro de Tlalpan. Nuestra familiaridad con los artistas nos permitió una relación directa con el artista y un trato más allá de la gestión cultural como concepto, tanto así que Alberto nos permitió al curador y a mí poner sus cuadros en el piso por una cuestión de concepto, donde los invitados por primera vez en todas las exposiciones, no tiraron un solo vaso de vino al piso.
En este momento estamos en reconstrucción debido a que el terreno se vendió para construirse un estacionamiento privado, sin embargo no perdemos el ánimo, seguimos organizando exposiciones, instalaciones y ensayos para el Proyecto Concentrarte en ARTlapan galería, lugar que nos presta la Familia Castillo quienes nos permiten hacer en su propiedad este proyecto tan noble, generador de actividad Cultural e ideas y experiencias enriquecedoras en Tlalpan.
Escrito por:
Israel Medina Meneses
Texto publicado por
La Barra Nacional de Promotores Culturales AC
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En una ciudad sobrepoblada como el Distrito Federal, los espacios culturales deberían tender a estar más cerca de zonas que no tienen tantas ofertas artísticas como las que se concentran en el Centro Histórico, Polanco, La Condesa o Coyoacán. Porque aun cuando la urbe posee una vida cultural enorme donde se puede encontrar prácticamente cualquier actividad en la que intervenga el arte, no es suficiente. El tráfico y todos los problemas que genera la mancha urbana hacen menos accesible llegar a ellos. Parte de la solución aparece gracias a personas interesadas en promover el arte en esos territorios un poco olvidados de la mano de esta disciplina, que sin pensar por un momento en los recursos económicos necesarios para iniciar un proyecto cultural, emergen como oasis y abren sus puertas a mundos de artistas contemporáneos que buscan un lugar para mostrar su trabajo. En el caso específico de las galerías de arte encontramos ejemplos destacables como el que propone ARTlalpan ubicado en el extremo sur de la ciudad, que inicio actividades en febrero de 2005 con la exposición The Chemical Silver Toy cuyo autor es el propio director del recinto Israel Medina Meneses.
En una calle del histórico pueblo de Tlalpan frente a los velatorios del ISSSTE, el artista visual pensó que sería una buena idea convertir la sala y el comedor de su casa en un espacio con dueño temporal, de tres exposiciones por año. Entonces inventó ARTlalpan galería, un espacio alternativo alejado de los museos y galerías de renombre. En este lugar son bienvenidos artistas nacionales y extranjeros con carreras consolidadas o que exponen por primera vez. No hay que pagar renta por el lugar y en caso de venta, el porcentaje de la comisión se acuerda por debajo de cualquier otra galería. Esto es posible en gran parte porque los artistas entregan sus piezas a consignación o hacen intercambios en especie para mantener el lugar en condiciones de exposición. Esta es una forma de trabajar que marca la diferencia entre la visión de un Gestor Cultural que tiene como finalidad promover el arte, a la de un empresario que no concibe la procuración de recursos como medio sino como fin.
Artistas Inquilinos
Para inaugurar la galería, Israel Medina -con la asistencia de Miguel Ángel Ortiz, quien apoya técnicamente el proyecto- montó una instalación con material de deshecho del laboratorio de foto de una universidad donde estaba a cargo. La inspiración nació de su inconformidad ante todos los desperfectos arquitectónicos y académicos que sufría y sufre la escuela. El edificio endeble y los malos manejos administrativos que los alumnos no querían ver, son expuestos en las fotos donde todos ellos tienen los ojos vendados. Además, tomó como pretexto la leyenda urbana que relata las apariciones del espíritu de una niña que murió al caer en una fuente rompiéndose las piernas. Hoy, ronda por los pasillos y rincones oscuros de la institución. Israel jugó con la historia de la criatura y el desperdicio del laboratorio bajo la firme convicción de que el arte puede provenir de la basura.
El siguiente en tomar posesión de ARTlalpan galería fue el artista plástico Jorge Galavíz (México,1973) con su obra La extensión de la felicidad. Israel cuenta que fue el propio Galavíz quien le dijo que le prestara su casa para exponer. El artista, con la experiencia de 66 exposiciones colectivas y cuatro individuales, fue hospedado incluso cuando Israel ignoraba sus logros, por lo que la invitación sucedió en términos de amistad más que por trayectoria. El título de la obra parece nacer del otro trabajo de Jorge: actividades artísticas dirigidas a niños que tiene como uno de sus ejercicios lograr la comprensión del registro del tiempo efímero (que los menores comprendieron con una activad aparentemente sencilla: pintar con agua el piso, tomarle una foto instantánea y verla desaparecer). Pero el autor expresa su opinión de la obra expuesta de la siguiente forma: “un jardín de delicias, rebosante, sigue intacto, pero la felicidad como artículo de consumo cotidiano se ha convertido en una variable imprecisa. ¿Cual es el lugar de la felicidad? La extensión de la felicidad.”
La casa continuó recibiendo invitados como la pintora Teresa Lobo (México, 1971) con la exposición Diarios de la transformación de la tierra. La maestra en pintura y dibujo de los talleres A través del espejo, y alumna del maestro Aceves Navarro presentó los cuadros que, a su parecer, son más abstractos y expresivos que los de la primera etapa donde las representaciones eran figurativas. Su idea es “mostrar el largo y complejo proceso de transformación de la tierra, experimento a lo largo de los siglos condensado en una sola imagen” asegura la autora aunque los cuadros de la exposición de ARTlalpan galería terminaron convirtiéndose en metáforas sobre su propia transformación. Después siguió José Agüero (Argentina, 1971) con Raros, pero encendidos. Con ella, el artista plástico hace su tercera muestra individual donde, según Israel,“vislumbró la tendencia de su obra, en la que cada una de las piezas es una estela de color detrás de sí, una sensación de rareza en la mano plástica”.
La siguiente en exponer fue Icoquih Estela Villaseñor con El otro lenguaje, donde la pintora autodidacta ofreció lienzos de “gente, objetos, situaciones, atmósferas, olores, sabores, formas, texturas y lecturas que nos hablan con claves de lo cotidiano, para convertirse en algo extraordinario como en los sueños” como lo describió la misma autora.
ARTlalpan galería continuó su transformación con un grupo de artistas integrado por los estudiantes en Ciencias de la Comunicación de la universidad donde Israel trabajó: Fernando Kuri, Pedro Villuendas, Andres Garibay ,Tierra Adentro y Mauricio Tamez. Ellos realizaron la exposición Juventú en étsasis e invitaron a Medina a participar. Juntos, hicieron una crítica a “los que creen saberlo todo y piensan que el arte es para ricos”, como lo asegura Fernando Kuri, quien vislumbra la obra como “el comienzo de una corriente de artistas independientes que pretenden que el arte sea difundido sin necesidad de hacer cockteles en bares de las Lomas”. Él, quien además es diseñador de la imagen corporativa de la galería (logo, tarjetas, propagandas), presentó un collage donde utilizó tinta sobre papel y fotografía urbana en escenarios norteamericanos. Asimismo, Pedro Villuendas cooperó con cuadros de paisajes surrealistas, mientras que Mauricio Tamez contribuyó con dibujos en carbón sobre papel. Finalmente, Israel creó un árbol genealógico con fotografías en el que deja registro del pasado de su familia. “En un intento fugaz de existencia y un homenaje a mi padre quien falleció en julio de 2005”.
Y para el cierre del año, Una Sampere (México, 1977) llegó para obtener la venta de casi la totalidad de la obra Una pintora. Los autorretratos exhibidos, en diferentes técnicas y materiales, salieron de la casa por la puerta principal a inundar con su presencia el espacio de otros hogares.
El futuro de ARTlalpan galería
El equipo que conforma ARTlalpan galería, Israel Medina director y curador, Fernando Kuri diseñador y Edaena Mata coordinadora de exposiciones, tienen como proyecto para 2006 hacer intercambios con galerías y espacios culturales de otros países de América Latina y Europa con la intención de seguir apoyando a los artistas de diferentes disciplinas como ciencia, literatura, música, arquitectura y otras artes visuals y acercar a la juventud del país con la cultura que en este se genera. La ciudad crece descomunalmente y sería bueno que tanto la educación como el arte lo hicieran al mismo ritmo. La necesidad del hombre por esta actividad aparece con el conocimiento de ella y la curiosidad que surge del encuentro continuo con sus frutos. Abracemos las ideas que con trabajo harán que el arte vaya al encuentro con la juventud y obtenga el lugar que realmente merece en la sociedad.
Celebramos juntos el Primer Aniversario con la presencia de Carolina Viñamata con una serie de grabados y esculturas bajo el título: “exilio jazz”